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Col·legi Santa Teresa

Col·legi Santa Teresa (62)

La Sagrada Familia no es el único edificio religioso que Gaudí proyectó en Barcelona. En la parte alta de la ciudad, concretamente en el número 85 de la calle Ganduxer, se encuentra el Convento de las Teresianas. Las religiosas que lo habitan y dan clases en el colegio que alberga el convento pertenecen a la Orden de Santa Teresa de Jesús.

En 1889, el fundador de la compañía, el padre Ossó decidió traspasar a Gaudí el proyecto, que había sido iniciado un año antes por otro arquitecto.

Con poco tiempo para terminarlo y un presupuesto más bien escaso, Gaudí empleó toda su capacidad creativa para convertirlo en una de sus primeras grandes obras. Tanto es así que en 1969 fue declarado Monumento histórico-artístico de Interés Nacional.

Los preceptos de la mencionada Orden, que son la pobreza y la sobriedad, fueron seguidos por el arquitecto y dominan en todo el edificio, que prácticamente carece de elementos ornamentales añadidos. Gaudí incluso leyó la obra de Santa Teresa para llevar a cabo el proyecto.

Uno de los elementos más característicos de este edificio son los arcos parabólicos, tanto en la fachada como en el interior del edificio. Destacan los del pasillo del primer piso que consiguen recrear las luces y las sombras del claustro de un convento. 

El edificio se compone de planta baja más tres pisos en una superficie más o menos rectangular de unos 58 x 18 metros. En planta baja y primer piso se encuentran las aulas y las dependencias adjuntas, mientras que los dormitorios de las monjas y alumnas internadas se sitúan en los otros dos pisos.

Los materiales usados principalmente son el ladrillo y la piedra, dado que el proyecto no disponía de mucho presupuesto. A pesar de esto Gaudí introdujo algunos elementos decorativos de cerámica, que le causaron alguna discusión con el padre Ossó. Existe la anécdota que dice que en una de las discusiones Gaudí, harto de que el padre Ossó se metiera con su trabajo le dijo: "Cada cual a lo suyo; ¡Usted diga misa que yo haré casas!".

Reservado a las monjas y a sus alumnos, el Colegio de las Teresianas no está abierto al público pero, si tienes suerte, tal vez puedas acceder al jardín.

Y si no, siempre puedes observar desde la calle su sobria pero imponente fachada de ladrillo visto, los pilares de sus esquinas adornados por el escudo de la orden religiosa realizado en cerámica y coronado por grandes cruces de cuatro brazos que en tantas obras puso Gaudí. 

No te pierdas la puerta de hierro forjado, ni los originales birretes que coronan el edificio. Perdidos durante la Guerra Civil, fueron recuperados en 2002 coincidiendo con el Año Gaudí.

Si miras bien, verás que los detalles religiosos son numerosos. Como en la puerta de entrada, que podrás apreciar las iniciales de Jesús, o símbolos patrióticos, como las cuatro barras de la bandera catalana en hierro forjado.

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