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Palau Güell

Palau Güell (6)

Damos por supuesto que vas a pasear por las Ramblas, arteria principal de la vida de Barcelona.

Pues bien, bajando por las Ramblas en dirección al puerto, si te desvías unos pasos a la derecha por el “carrer Nou de la Rambla”, vas a toparte con otra joya del genial Gaudí: el Palau Güell.

Se trata de la mansión familiar del mismo Eusebi Güell, industrial téxtil, amigo y mecenas de Gaudí.

La fecha de finalización de las obras no está clara porque, aunque en la fachada conste el año 1888 (fecha en que se inauguró oficialmente con motivo de la exposición universal), se sabe que en 1890 aun se estaba trabajando y probablemente hasta 1895 se estuvieron terminando las obras de decoración interior.

El palacio, una de sus primeras obras, te dará una ligera idea del gusto por el lujo y el capricho personal, del que industriales de gran poderío económico hacían gala en la época. Pues, es uno de los más lujosos de Barcelona.

En 1945  pasó a ser propiedad de la ciudad, y se instaló el Museo de arte Escénico. Entre 1974 y 1976 se restauró, permitiendo su apertura al público.  

El Palau Güell fue declarado Patrimonio de la humanidad por la UNESCO en el año 1986.

El palacio dispone de un sótano, cuatro plantas y una azotea. En los sótanos se encontraba la cuadra para los caballos.

Ya desde fuera, sus impresionantes puertas en hierro forjado dan idea de este esplendor. El dibujo de cada una de las rejas fijas representa dos serpientes que se enredan y que aguantan las iniciales del propietario de la casa: E y G.  Entre los dos arcos de piedra de las puertas podrás apreciar un cilindro hueco de hierro forjado en el que se observa el escudo de Catalunya en forma de espiral coronado por una águila.

La entrada tiene unas dimensiones impresionantes, pensadas para que los visitantes pudiesen acceder a ella montados en sus caballos, o bien en sus carruajes. 

Pero, donde de verdad vas a quedar asombrado, es en el interior. 

Nada más entrar te maravillas con la fabulosa escalera de mármol y toda su lujosa decoración.

Destaca la sala central coronada por una cúpula parabólica que sobrepasa el terrado en forma de cono y, que está perforada por círculos que, con la luz del día producen un interesante efecto luminoso, parece un planetarium. Todo el edificio está organizado alrededor de esta pieza central.

También en esta sala podrás ver una pequeña capilla que se esconde dentro de un armario, con los doce apóstoles dibujados en sus puertas, y a su izquierda verás un pequeño órgano que era disfrutado por la hija mayor del señor Güell. Gaudí ingenió un curioso sistema para su construcción ya que los tubos por donde sale el aire llegan hasta dos pisos más arriba consiguiendo un gran efecto acústico. Y un sinfín de elementos decorativos.

Merece la pena observar de cerca la cantidad de detalles de la ornamentación interior y su mobiliario –muchos de ellos fueron diseñados por el propio Gaudí. Marfil, mármol, maderas talladas, vidrieras de colores... un lujo extraordinario.

Y en la azotea, la sorpresa:  20 chimeneas y respiraderos de caprichosas formas cónicas, incluso de un abeto, probablemente uno de los primeros esbozos de lo que alcanzaría la perfección, como elemento funcional y decorativo a la vez, con los guerreros del terrado de La Pedrera.

Realizados con cerámica troceada de tamaño y forma irregular. Fue aquí donde Gaudí estrenó este revestimiento, conocido como “trencadís” que, posteriormente, el modernismo empleó por todas partes. 

No dejes de visitar el Palau Guell, un verdadero edificio-joya.

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