El célebre Guggenheim de Nueva York es un museo muy visitado, tanto por sus valiosísimas obras de arte, como por el fantástico edificio que las contiene.

Solomon R. Guggenheim un magnate de origen judío y dueño de una mina en Alaska se inició en la adquisición de arte abstracto en 1929, de la mano de la pintora alemana la baronesa Hilla Rebay, su amiga y asesora artística. Fue una de las pocas pintoras abstractas de principios del siglo XX quien en 1927 emigró de su Alemania natal a los Estados Unidos. Fue en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando Guggenheim y Rebay escribieron una carta a Frank Lloyd Wright para crear un enorme “templo-museo”.

Las obras del museo comenzaron en 1956 y desafortunadamente el célebre arquitecto Frank Lloyd Wright, su autor, falleció medio año antes de que inaugurarse el museo en octubre de 1959.

El edificio que Frank Lloyd Wright proyectó un edificio para complementar las obras de arte que iban a ir en su interior. Sin duda, su estructura cónica inversa y su famosa rampa en espiral lo han convertido en un icono de la arquitectura moderna reconocido mundialmente. Quizás por eso es plató de numerosas películas, como por ejemplo, de la agotadora persecución de Will Smith a un extraterrestre al principio de “Man in Black”.

Esta estructura, como otras grandes obras, fue un verdadero escándalo para su época. “Lavadora”, “Champión monstruoso” y otros apodos le han quedado pequeños frente a la grandeza que el tiempo ha sabido otorgarle. Hoy, todos se acercan hasta aquí para admirarlo.

Y hoy por fin podrás contemplar con tus ojos la imagen de la cúpula interior con su rampa en espiral que seguro tantas fotografías has visto. Es una rampa helicoidal de 400 metros que asciende en suave pendiente hasta la cúpula de cristal situada unos 30 metros más arriba.

El arquitecto tuvo que pelear mucho para que hoy puedas ver el diseño tal cual él lo creó. Conflictos con las autoridades de urbanismo y con el director de la Fundación James Johnson Sweeney, sucesor de la baronesa Rebay en 1952. Por lo que el museo tardó 15 años en ser construido. Algunas batallas las ganó pero otras las perdió como por ejemplo el material utilizado en la fachada que es de hormigón en lugar de mármol que Wright quería. Insistió mucho en la luz natural en el interior y quería que los cuadros estuvieran inclinados como si estuvieran en los caballetes de los pintores a lo cual el director se negó, al final por expreso deseo de Wright los cuadros se exhiben sin marcos o con marcos muy sencillos y están colgados como en el estudio de un pintor, sobre paredes circulares y tabiques transversales. Fue una obra creada muy especialmente para el arte que en él se exhibiría. 

Ha sido una obra muy elogiada, peero por otro lado también ha recibido muchas críticas por su función como que la luz natural en el interior es generosa, pero no para las obras de arte, que tienen que ser iluminadas artificialmente, o que la pendiente de la 3° rampa dificulta la apreciación de las obras dispuestas horizontalmente, o que la pared inclinada al exterior y curva complica la instalación de las obras de arte.

El edificio en sí mismo es una obra de arte. Desde la calle, el edificio parece una cinta blanca enrollada en forma cilíndrica, levemente más ancha en la cima que abajo. Internamente, las galerías forman una espiral  de 6 vueltas y así, el visitante ve las obras mientras camina por la rampa, como un paseo.

En 1992 el edificio fue ampliado adosándole una torre rectangular pero esta modificación del diseño original de Wright generó una fuerte controversia. Es un bloque sobrio, casi ciego con pequeñas ranuras a manera de ventanas, que contiene 4.700 m2 más de área de exhibiciones y 1.400 m2 de área de oficinas, lo que permite que el edificio de Wright se dedique exclusivamente a exposición. 

Un detalle interesante que a menudo no se aprecia en las fotos es que el museo está hundido respecto al nivel de la calle, y separado mediante una jardinera. Esto permite dar mayor contundencia a su volumen, como si hubiera germinado y crecido desde el fondo de la tierra. Las referencias a la naturaleza, comunes en la obra de Wright, hicieron que su arquitectura se denominara "orgánica".

En cuanto a sus obras, has de saber que básicamente aúna varias colecciones privadas con obras desde el siglo XIX hasta hoy día. La de Thannhauser, esencialmente con obras de los primeros años de Pablo Picasso. La de Karl Nierendorf, con obras del expresionismo alemán. La de Katherine Dreier, con obras del minimal art americano. Y otras más. Evidentemente, también alberga la vasta colección del propio Solomon Guggenheim, con obras de Kandinsky, Moholy-Nagy, Léger, Chagall, Modigliani y otros autores.

Es difícil destacar obras concretas del museo, ya que a menudo van rotando por los otros Guggenheim que hay por otras ciudades, como Berlín, Bilbao o Venecia, así como el futuro espacio en Abu Dhabi que se abrirá en el 2013 y otro más en el Lower Manhattan, diseñado por Frank Gehry, aún sin fecha de inauguración concreta.

En principio, entre las obras imperdibles del Guggenheim de Nueva York, te citamos “L’Hermitage à Pontoise” de Pisarro de 1867, “La planchadora” de Picasso de 1904, “París desde la ventana” de Chagall de 1913 y otras obras excepcionales de Renoir, Van Gogh, Kandinsky, Klee o Mapplethorpe.

Por cierto el mobiliario del museo también fue diseñado por Wright.

Infórmate, además, de las exposiciones temporales. Si lo tuyo es el arte moderno, te fascinarán.

Bienvenido al Guggenheim de Nueva York, sin duda uno de los más celebrados y a la vez más polémicos edificios de la arquitectura moderna.