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Jardín Real (Kralovská Zahrada)

Jardín Real (Kralovská Zahrada) (35)

El jardín real te ofrece la posibilidad, no sólo de adentrarte por sus senderos y pasear relajadamente, sino también de admirar el castillo desde el otro lado del foso.

Si tu viaje a Praga coincide con la primavera, podrás disfrutar de la visión de hermosos macizos de tulipanes. Un dato curioso es que fue en este jardín donde el tulipán se aclimató en Europa por primera vez.

Fue Fernando I quien inició la creación de este extenso jardín en el año 1534. Todo en él, incluido el palacio Belvedere o la sala del Juego de Pelota, respira un soñador aire italiano. En su desarrollo colaboraron arquitectos y horticultores, para hacer de éste un lugar de belleza y tranquilidad.

Esta tranquilidad se vio rota en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, como en su destrucción a cargo de suecos, sajones y franceses o la devastación que vivió bajo las bombas del ataque prusiano en 1757.

En el siglo XIX, el jardín real fue restaurado para recuperar su esplendor, aunque posteriormente cayó en un tiste estado de abandono, del que sólo salió gracias al esfuerzo del arquitecto Janák en 1918.

La sala del Juego de Pelota es una construcción del siglo XVI que está cubierta con delicados esgrafiados. El grupo escultórico que lo adorna fue colocado más tarde, en el siglo XVIII, con el nombre de “Las estatuas de la noche”. 

El Belvedere, también llamado Palacio Real de Verano, fue un regalo de Fernando I para su adorada esposa Ana. Para lograr un auténtico estilo renacentista italiano se llamó al arquitecto Paolo della Stella. Las obras se demoraron casi 30 años, después de que un incendio las detuviera en 1541. La parte frontal está presidida por una sucesión de columnas jónicas. El palacio queda coronado por un techo en forma de casco de barco invertido recubierto de cobre.

Este palacio tampoco escapó a una historia turbulenta como lo demuestra el saqueo por parte de los suecos en 1648. La estatua de bronce “Mercurio y Psique”, de Adriaen de Vries, desapareció también de este jardín y ahora puede contemplarse en el Museo del Louvre en París.

El Belvedere fue restaurado entre los años 1952 y 1955 y actualmente acoge una colección de arte.

En el jardín que tiene enfrente se erige una hermosa fuente construida en 1568 por el fundidor Tomás Jaros según un diseño de Francesco Terzio. Se llama Fuente Cantarina y, aunque a primera vista el nombre pueda parecerte casual o inapropiado, no tienes más que acercarte para escuchar el delicado sonido que emite el agua al golpear la cubeta de bronce, como si fuera la fuente quien cantara con un fresco susurro.

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